Las potencias BRIC, ejemplos 'emergentes' de sostenibilidad
India y China asumen medidas a favor de la transparencia ambiental y Brasil lidera los reportes de Responsabilidad Social. Las comunidades emergentes comienzan a despuntar con fuerza abogando por el desarrollo sostenible como motor de cambio
Beatriz Lorenzo.- Los efectos de la globalización son cada vez más tangibles y sus consecuencias afectan con fuerza al planeta, trastocando las viejas estructuras económicas, sociales e incluso culturales. Las nuevas tecnologías, la velocidad de las comunicaciones , el desarrollo de los sistemas de transporte afectan a las interacciones entre cada uno de los Estados que componen el mapamundi y el resto de la sociedad global, dotándolas de una complejidad que hace unas décadas estaban muy lejos de poseer. El mundo avanza-o lo pretende-hacia modelos de comportamiento más sostenibles, entroncados en el diálogo y la transparencia como antídotos contra las malas prácticas y la voracidad. Con el primer mundo todavía convaleciente de la peor crisis económica desde el crack del 29, las comunidades emergentes comienzan a despuntar con fuerza abogando por el desarrollo sostenible como motor de cambio y evolución. Ya la Primera Cumbre del Grupo BRIC (Brasil, Rusia, India y China) que tuvo lugar en Ekaterimburgo (Rusia) el pasado mes de junio demostró que las potencias BRIC se disputan con creciente fiereza el protagonismo del siglo XXI. Ya poco antes del evento, el ex presidente brasileño Lula da Silva puntualizaba en un artículo para El País que “no es sólo la primera cumbre de BRIC. Representa un hito importante en la relación de nuestros países con un mundo que está experimentando cambios profundos. Sellaremos el compromiso de ayudar a ofrecer respuestas nuevas para viejos problemas y un liderazgo audaz frente a la inercia y la indecisión”.
Ciertamente, también para los países emergentes la bandera de la sostenibilidad comienza a ondear con todos los vientos a su favor. Así, la pasada semana se daba a conocer el hecho de que el Gobierno indio está ultimando una norma sobre información ambiental que impondrá a las compañías la obligación de informar sobre su actividad ambiental y las medidas de prevención y preservación del medio que adopten. No es esta la primera medida en este sentido del país asiático, que ya el pasado mes de agosto impuso la obligación de dar a conocer la inversión social privada realizada en relación con las ganancias netas, en un clarísimo-e intrépido-paso en dirección a la gestión de la Triple Bottom Line.
EJEMPLO EMERGENTE
Tampoco China se ha mostrado indiferente a las bondades del desarrollo sostenible. El gigante asiático, que es el mayor emisor mundial de dióxido de carbono, ha anunciado la promulgación de una ley encomendada a la lucha contra el cambio climático, basada en una resolución elaborada por la ANP (Asamblea Nacional Popular) el pasado agosto en la que se reiteraba que China se adhiere al Protocolo de Kioto y la Convención Marco de las Naciones Unidas para la lucha contra el Cambio Climático. A pesar de esta iniciativa, China sigue mostrándose favorable a que sean solamente los países desarrollados los que se obliguen a firmar acuerdos internacionales para reducir sus emisiones, una postura en parte responsable de los desacuerdos entre los líderes mundiales que tuvieron lugar en la fallida Cumbre de Copenhague.
También el área social destaca en la nueva política de desarrollo de las BRIC. En los últimos “GRI Reader’s Choice Awards” de la Global Reporting Initiative, Brasil demostró su absoluto liderazgo en los reportes de Responsabilidad Social, a través del buen hacer de instituciones como Banco do Brasil, Natura, Banco Bradesco y Vale, claros ejemplos de transparencia y reporting sostenible. Tal como expone Fernando Legrand, de “RSEOnline”, quizás el auge de las redes sociales sea uno de los motivos de este liderazgo, puesto que como ha revelado un informe de la consultora Nielsen, Brasil es el tercer país del mundo en uso de Redes Sociales. Los datos de principios de 2010 cuentan más de 30 millones de usuarios activos en las Redes Sociales.
EQUILIBRIO DE FUERZAS
Es, por lo tanto, innegable el avance de las BRICS no sólo a nivel económico, sino también en materia de desarrollo sostenible y transparencia. Y a pesar de que el filósofo David Ricardo defendía a finales del siglo XVIII que todos los países podían beneficiarse por igual del comercio internacional, la realidad es muy distinta. Para Miguel Aguirre, del Instituto de Empresa, “cuanto más crecen las economías emergentes, mayor es el impacto en países como Estados Unidos y se refleja en cuestiones que no suele ser del agrado de los países desarrollados. Las consecuencias para éstos son variadas: Pérdida de la hegemonía económica y por lo tanto política que se refleja en una menor valoración de su divisa o aumento del desempleo con una dificultad ingente para reducirlo.”
Sea como fuere, si los países desarrollados han de tomar ejemplo de los “avances responsables” de las economías emergentes, la consideración de la reputación y la confianza como baremos de prosperidad y desarrollo es una buena manera de comenzar a reflexionar. En palabras de Thomas Friedman “la tolerancia genera confianza y la confianza es el cimiento de la innovación y el espíritu emprendedor”. La confianza es uno de los conceptos claves del nuevo modelo productivo caracterizado por la búsqueda del desarrollo sostenible, la promoción de la Responsabilidad Social y la transparencia en la información y las comunicaciones. La confianza es, también, la desafortunada protagonista de una crisis que, en el caso de los países desarrollados, ha dado al traste no sólo con las estructuras económicas sino también con el sutil entretejido de convicciones y creencias que se había mantenido inmóvil-aunque inestable-durante décadas
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