Ingresar en el grupo de las siete economías más exclusivas del mundo, el G-7, está resultando un sueño imposible para España
Pese a los intentos del Gobierno por entrar en tan privilegiado clan, la economía nacional no ha dejado de sufrir durante la crisis: tras llegar al séptimo puesto en el ránking mundial en 2007 –según el Banco de España–, bajó al octavo lugar de la clasificación durante los primeros coletazos de la crisis.
Hasta que en 2010 ha sucedido lo casi inevitable: España queda relegada a la novena economía del mundo, un batacazo que habían previsto algunos organismos pero que ahora ya confirman los datos reales de evolución de la coyuntura.
La crisis ha dado una oportunidad a los países emergentes y ha permitido que Brasil desbancara a España del octavo puesto. Según las cifras oficiales de los últimos doce meses recogidas por Bloomberg – del segundo trimestre de 2009 al primero de 2010–, el gigante americano ha superado los 1,8 billones de dólares, mientras que España apenas se ha recuperado de la crisis, con 1,5 billones en el PIB nominal del mismo periodo.
Mientras que otros países sufrieron más la caída de la demanda de EEUU, Brasil, cuyo principal destino exportador es China (13% del volumen total de comercio), apenas sufrió dos trimestres de crecimientos negativos entre 2008 y 2009. Poco después, el real brasileño comenzó a depreciarse hasta en un tercio de su valor a cierre de 2008, lo que reanimó las exportaciones. En el segundo trimestre de 2009, ya repuntaba un 1,1% respecto al anterior y, según el Banco Central de Brasil, el PIB podría crecer a ritmos del 7% y el 11% en 2010 y 2011 respectivamente.
Un comercio al por menor que abastece a 193 millones de consumidores y donde empieza a aflorar la clase media, que ha resistido la crisis con tasas de crecimiento del 5,6% gracias en parte al programa Bolsa Familia, según apunta el semanario The Economist. Este programa apenas representa el 0,39% del PIB, pero su mayor virtud es que se trata de ingresos seguros, lo que permite afrontar compras sin temor y ha evitado que gran parte de la recesión se traslade al conjunto de la economía.
El Gobierno también ha impulsado la economía mediante un programa de obras públicas que disparó la deuda hasta el 77% del PIB a finales de 2009. Al mismo tiempo, el capital internacional buscaba el refugio de los mercados emergentes. Por ejemplo, la inversión en nueva vivienda se ha triplicado en los últimos cinco años respecto al quinquenio anterior, según la Fundación Getulio Vargas, lo que ha inyectado liquidez en el sistema bancario.
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