ZAPATERO CALLA ANTE LA REPRESIÓN AL NOBEL DE LA PAZ, LA FALTA DE LIBERTAD O LA PENA DE MUERTE
El Gobierno claudica ante Pekín y hace la vista gorda a las violaciones de derechos humanos.
La ministra de Exteriores, Trinidad Jiménez, junto al viceprimer ministro chino, Li Keqiang (EFE). @Alberto Mendoza / José L. Lobo.-
Ni una palabra sobre derechos humanos. José Luis Rodríguez Zapatero recibió ayer en La Moncloa al viceprimer ministro chino, Li Kequiang, para impulsar las relaciones económicas entre ambos países, pero en ningún momento se atrevió a abordar el acoso a los activistas democráticos en el gigante asiático, como el reciente premio Nobel de la Paz, Liu Xiaobo, la falta de libertades individuales, la censura en internet, la aplicación de la pena de muerte o la represión en el Tíbet. El Gobierno ha apostado por convertirse en un aliado incondicional de Pekín, por lo que es uno de los más firmes partidarios en el seno de la UE para levantar el embargo de armas al régimen chino.
Li, serio candidato a convertirse en jefe del Gobierno chino, se reunió también con el rey Juan Carlos, con la ministra de Asuntos Exteriores, Trinidad Jiménez, y con el titular de Industria, Miguel Sebastián. El comercio bilateral y la firma de 15 acuerdos estratégicos, 11 de ellos empresariales, constituyeron el eje de la escala en Madrid del mandatario de la superpotencia, que continuará su gira europea en Londres y Berlín. Además, sus palabras de confianza en la economía española y su compromiso de comprar deuda constituyeron un buen regalo de Reyes para Zapatero.
Pero el amable discurso del régimen chino llevó aparejado el silencio español en materia de derechos humanos y el respaldo a su fortalecimiento militar. Zapatero es, junto a Nicolas Sarkozy, uno de los líderes europeos que más ha presionado para que Bruselas levante el embargo de armas que pesa sobre China, una posición polémica que también defendió en 2010 durante la Presidencia española de la UE. Europa impuso esta medida tras la matanza de la plaza de Tiananmen en 1989, y este año volverá a estudiarse su cancelación.
La Alta Representante para la Política Exterior de la UE, Catherine Ashton, se ha alineado con la posición española y francesa para levantar el embargo, pero todavía no ha podido doblegar la firme resistencia de Reino Unido y, sobre todo, de Estados Unidos. Para los analistas internacionales, la capacidad china para comprar deuda de países europeos con problemas, como España y Grecia, es una de las vías de presión que el gigante asiático está utilizando para acabar con la prohibición de venta de armamento.
La 'realpolitik' se impone
Zapatero ya demostró en octubre, durante su viaje a Pekín, su sometimiento a la más estrictarealpolitik. El presidente calló ante las autoridades chinas y no reclamó la liberación de Xiaobo, el último Nobel de la Paz. El pasado mes de diciembre, cuando la silla del activista quedó vacía en Oslo durante la ceremonia de entrega del premio, el Ejecutivo español también guardó un más que prudente silencio.
El PSOE siguió ayer el guión establecido e hizo también la vista gorda ante las masivas violaciones de los derechos humanos por parte de Pekín. La secretaria de Política Internacional del partido, Elena Valenciano, tuvo que realizar auténticos malabarismos dialécticos para tratar de salvar la cara. Pero sus palabras rozaron el cinismo. Porque, tras afirmar que los derechos humanos son un asunto de "máxima prioridad" para el PSOE, añadió que el objetivo de la visita de Li no era ése, sino "reforzar la cooperación económica con España".
El PP también se refugió en un silencio cómplice. Los populares, que siempre han mantenido una posición muy crítica con el Gobierno por su política de acercamiento a regímenes dictatoriales y autoritarios como el cubano o el venezolano, no abrieron ayer la boca. Ni un solo dirigente de la formación que lidera Mariano Rajoy condenó la complacencia de Zapatero con el viceprimer ministro chino, y mucho menos censuró las atrocidades cometidas por Pekín contra sus propios ciudadanos.
De acuerdo con organizaciones como Amnistía Internacional (AI) o Reporteros Sin Fronteras, el creciente peso político y económico de China no se está viendo reflejado en el plano de los derechos humanos. AI denuncia que 400.000 personas siguen recluidas sin juicio previo en campos de reeducación mediante trabajos forzosos; la pena de muerte se aplica para castigar más de 65 delitos, y se acosa de forma constante a los activistas democráticos, incluidos los abogados que tratan de ayudarles. Además, Pekín reprime a las minorías étnicas y mantiene su ocupación sobre la región del Tíbet. Una larga lista de violaciones de los derechos humanos que ayer se quedaron fuera de la agenda de Zapatero.
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